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Rubén Hernández: 'El próximo año haremos otro gran proyecto para ascender'

Pizarro hace entrega de la bandera de la ciudad a la UPP.

Juan Carlos Ramos (Hoy) / Hablando se entiende la gente. Hablar. Ese debe ser el primer objetivo de la UP Plasencia de cara a la temporada 2018/2019. Porque cuando no hablas hay malentendidos. Y cuando hay malentendidos, hay incomprensión. Y ese es el estado en el que acabó la familia unionista tras caer eliminados el sábado en Portugalete. Muchas, muchas lágrimas de jugadores, directivos y aficionados. Todos tenían la sensación de que se había perdido una oportunidad única para lograr el ascenso a Segunda B. Como telón de fondo, el cacareado inversor americano que hizo mutis por el foro a las primeras de cambio y ha torpedeado las aspiraciones. 

Y sin esa inyección económica -unos 250.000 euros menos-, la directiva se bajó al barro para tirar del equipo, meterlo en playoff 14 años después y luchar por el ascenso hasta la segunda ronda. Y a día de hoy solo se debe un mes. El primero en saber reconocerlo fue Fernando Pizarro. El alcalde recibió al equipo este lunes en el Ayuntamiento y les dio las gracias por «haber vuelto a llenar el estadio y habéis vuelto a unir a una afición alrededor de un objetivo. Es cierto que finalmente no se ha conseguido, ¿pero quién pone plazo al objetivo? Si no es en ésta, será en la siguiente temporada». 

Eran palabras amables que quizás necesitaba escuchar la directiva, el equipo y la afición después del varapalo del pasado sábado. Especialmente los aficionados, a los que les duele la falta comunicación en la que se ha movido la entidad en los últimos nueve meses. Sobre la espantada americana, el club aún no se ha pronunciado oficialmente a instancia de sus servicios jurídicos. Y los aficionados, solo han podido obtener información a través de la rumorología. Aún resuenan las palabras de Shawn Kinney, CEO de Ripe Funding, al que solo se pudo ver una vez por videoconferencia. «El acuerdo de patrocinio es durante cuatro años y estamos muy ilusionados. Estamos ya trabajando para que la relación se extienda más allá de 2021», dijo en su día. 

La toma de decisiones este año ha venido centrada por Rubén Hernández y José Batuecas, presidente y director deportivo. Sienten que esta temporada han realizado un esfuerzo titánico para mantener el nivel del proyecto a pesar de dicha espantada y que las críticas que puedan llegar desde fuera son injustas. 

La afición ha respondido, sí, pero al final en los libros solo han figurado 380 socios, de los que muchos tenían descuentos por pertenecer a peñas o ser padres de alumnos. El nivel de desencanto de Rubén Hernández al sentir la falta de refrendo de una parte de la afición era tal en Portugalete que incluso ponía en el aire su continuidad como presidente. Cogió a un club al borde de la desaparición, lo dejó con deuda cero hasta el pasado 30 de junio y ha puesto el equipo al filo del ascenso. Este lunes, ya en frío en el Ayuntamiento, se expresó con optimismo. «El próximo año volveremos a contar con un gran proyecto para luchar por el ascenso». 

La salida de José Diego Pastelero parecía un hecho hasta el pasado domingo. Así lo insinuó al vestuario antes de empezar el playoff de ascenso y se lo confirmó en la charla previa al partido de Portugalete. «Yo quiero que siga con nosotros», decía bromeando el capitán Luismi. Algunos directivos le han pedido que reconsidere su decisión. Otros asumen su marcha. 

En cuanto a los jugadores, esta semana se iniciará la ronda de contactos para abordar su continuidad. Muchos de ellos ya han mostrado su predisposición para renovar.