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El día que Extremadura se quedó 4 años sin fútbol


Juan Carlos Ramos / Cuando el 17 de julio de 1936 dos coroneles y otros oficiales se sublevaron en Melilla, pocos se podían esperar que la vida, tal y como la conocían los españoles, se iba a acabar. También el fútbol, que en esa época ya era el deporte rey en toda España. Y en Extremadura. La crisis del coronavirus nos retrotrae a aquellos tiempos pasados y oscuros. Desde hace más de ochenta años, el fútbol regional no ha sufrido un parón de tales características. La Guerra Civil dejó a Extremadura sin fútbol durante cuatro años, desde el 2 de febrero de 1936 hasta el 10 de marzo de 1940. 

En la última temporada antes de la contienda, ocho equipos competían en la Primera Regional Extremeña: Racing Badajoz, Sport Club Badajoz, Azuaga, Extremadura, Cacereño y Emérita. El 5 de enero del 36 acabó la liga con el Racing Badajoz como campeón. Luego buscó el ascenso a Segunda División en una eliminatoria ante el Racing de Córdoba. En la ida, ganaron los cordobeses por 1-0. En la vuelta, en el Vivero, ganó el Badajoz por 2-1. Era el 2 de febrero de 1936 y ese fue el último partido en tierras extremeñas en los siguientes cuatro años.Aún hubo un partido de desempate entre ambos equipos, pero se disputó el 9 de febrero en el campo madrileño de El Parral, en El Retiro. Ganó el Córdoba por 2-1. Suyo también fue el ascenso. 

Cuando la vida se paró el 17 de julio de 1936, el fútbol trató de mantener viva la llama en algunos sitios de la península. Durante este lapso se crearon campeonatos de todo tipo, pero ninguno reconocido por la Federación Nacional de Fútbol, nacida en 1937 con la finalidad de relanzar los campeonatos en suelo del bando nacional. Un ejemplo fue la Liga Mediterránea, con equipos catalanes y valencianos. También se disputó la Copa de la España Libre o Trofeo Presidente de la República, que se llevó el Levante. 

El fútbol también se tornó en herramienta propagandística. Por una parte, la Selección de Euskadi realizó una gira de partidos por Europa y la Unión Soviética. Por otra, la España del bando sublevado jugó algún encuentro (el primero en Lisboa y el segundo en Vigo), con dos lógicas derrotas. 

Víctimas 
Pero Extremadura no estaba para fútbol, sobre todo al inicio de la Guerra, y sí para llorar a los muertos. Por ejemplo, el Extremadura FC perdió a sus dos últimos presidentes, Saturnino Merino y Miguel Villena. Merino alternó la portería con la presidencia. Cuando quiso volver a ponerse bajo palos, pensando en la 36/37, Villena tomó el mando, cuenta el libro 'Historia del CF y la UD Extremadura'. 

Miguel Villena, contratista de obras, accedió al cargo con 30 años y ni siquiera tuvo tiempo de estrenarse, puesto que ambos serían asesinados en la cárcel de Almendralejo el 7 de agosto de 1936. Saturnino Merino, además, cayó junto a su padre y hermano, por el hecho de pertenecer a una clase social acomodada. Más adelante, combatiendo, la guerra también se llevó a Francisco Cotilla, secretario en época de Merino. 

En Badajoz también fue ejecutado por milicianos Antonio Béjar Martínez, autor de las crónicas deportivas del Diario Hoy. El 9 de agosto del 36 fue arrestado en su domicilio de Bravo Murillo por prestar servicios en una cabecera de adscripción católica y fusilado en Puerta Trinidad. Con la entrada de Yagüe días después, otros muchos del mundo del fútbol corrieron su suerte. 

Casi al final de la Guerra, la Federación Española de Fútbol reanudó las actividades para dar sensación de normalidad. Puso en marcha de la Copa del Generalísimo. Participaron los campeones de Aragón, Andalucía, Galicia, Cantabria, Bilbao, Guipúzcoa y Navarra, con el Sevilla ganando en la final al Racing de Ferrol en Montjuic. «Quedan al margen, por esta vez, Asturias, León y Extremadura, por ni poder presentar con probabilidades de éxito un mínimo de cuatro clubes, que es lo que se exige por región para la eliminatoria», decía el ABC el 2-12 de 1938. Extremadura, diezmada por la Guerra, no tenía ni elementos humanos ni materiales para comparecer a esa Copa. Y si los tenía, jugadores y equipos estaban bajo tutela militar, como el Regimiento de Infantería de Badajoz, el acuartelamiento temporal de Plasencia o el campo cacereño de Cabezarrubia, convertido en parque militar de automovilismo. 

Con la Guerra Civil finalizada y el régimen instaurado, el fútbol acabó por regresar a Extremadura el 10 de marzo de 1940 con el Campeonato Regional Extremeño, que se dividió en dos grupos. En el grupo 1 se enmarcaban SD Emeritense (antiguo Mérida), Deportivo Caballo Blanco (antiguo Extremadura FC) y Sport Club Badajoz (antiguo CD Badajoz); y en el grupo 2, Racing Club Cacereño (antiguo Cacereño), CD Constancia Plasencia (Los Calixtos) y AD Placentina. Estos dos últimos darían forma al actual Plasencia al año siguiente. Esa histórica jornada se saldó con un Badajoz-Extremadura: 6-1 en El Vivero y un Constancia-Cacereño: 3-1 en el campo placentino de San Calixto. En abril se enfrentaron los campeones de cada grupo, Badajoz y Cacereño, para dilucidar el campeón de Extremadura y el ascenso. El 21 de abril del 40, el Badajoz dejó la eliminatoria decantada con un 1-5. Una semana después, el Racing ganó por 2-4, pero fue el Badajoz quien logró subir al año siguiente a la recién creada Tercera División. Con la prohibición de anglicismos, equipos como Badajoz o Cacereño tuvieron que abandonar su nomenclatura para ir adaptándose a sus señas de identidad actuales.