Hace una semana, al cuarto de hora de su partido ante el
Moralo, estaba líder de Tercera División con dos puntos de ventaja sobre el
segundo clasificado. Ahora, tras completar las últimas dos jornadas, se
encuentra a cinco puntos del primer puesto y fuera de los playoffs de ascenso.
La derrota de la UP Plasencia ante el Olivenza, al margen de
las peculiaridades del campo, ha sentado como un puñal en el corazón de los
aficionados placentinos, que se echan a temblar temiendo que la temporada pueda
ir hacia abajo. Al Olivenza le bastó sacar a relucir su fútbol canchero para
desquiciar a su oponente y esperar a que se pegara un tiro en el pie para
llevarse la victoria (1-2).
Y luego está el campo. O mejor dicho, y luego está el
tremendo patatal en el que se ha convertido el césped del Estadio Municipal.
Aún no han llovido ni helado con fuerza y el terreno de juego ya se parece a un
campo de minas después de que un rebaño de vacas pasara por encima. El año que
la UPP se ha comprado un avión, no tiene aeropuerto para aterrizarlo. Y parece
que nadie mueve un dedo para arreglarlo, porque esta historia ya está más que
enquistada.
Pero siempre nos quedará hablar de fútbol o como quiera que
se llame el deporte que se desarrolla sobre una superficie de dunas. ¿Quizás
fútbolcross? Porque la verdad es que, sobre este mismo decrépito tapete, la UPP
ha hecho mucho mejor juego que ante el Olivenza. Quién sabe si sobre el césped
del Bernabéu también se hubiera topado de bruces con una defensa de cinco que
lideró Folleco como si fuera un enorme mariscal. Vamos, por ser diáfanos, el
partido de la UPP fue el más decepcionante de los vistos en casa.
A balón parado llegó el 0-1 para el Olivenza en el minuto 21.
Tras un placaje dentro del área que los locales reclamaron como falta, el
centro encontró desmarcado a Hormigo. El lateral, en el segundo palo, metió la
cabeza para coger contrapié a Álex Hernández.
En el área contraria, la tripleta de centrales formada por
Capa, Folleco y Peca maniataron perfectamente a Luismi y Karim. Si acaso, fue
el africano el que más réditos encontró cuando jugó llegando desde atrás.
El Olivenza pudo haber hecho más daño antes de llegar al
descanso. Carlos Arias botó un centro escorado, el balón sobrevoló las cabezas
de los jugadores y botó antes de alojarse en la escuadra. Gómez Carmona, segundos
después de darlo por válido, lo anuló al acordarse de que tenía el brazo
levantado antes de sacarse la falta. Casi a continuación, remate casi a
bocajarro de Karim y Ciga detiene en línea de gol, aunque el delantero reclamó
insistentemente.
Siguiendo con el 'fútbolcross', la segunda mitad amaneció
con el gol en propia puerta de Hormigo al tratar de despejar un centro y un
posterior despeje que se encontró casi bajo los palos (1-1, m.56).
En un escenario trabado y con muchos parones, la UPP devolvía
el partido a su lugar original. Pero la última media hora fue un quiero y no
puedo del Plasencia. Los fallos a la hora de sacar el balón jugado se siguieron
produciendo y Víctor Aguinaco estuvo a punto de aprovechar un error de Pascu
para hacer el segundo.
José Diego Pastelero decidió adelantar a Aarón en busca del
juego directo y para ello quitó a Manu Moreira por Alberto Núñez y metió a la
izquierda a Karim. Anarquía o muerte, como diría Bakunin. Y al final fue
muerte.
Error de Durántez en el saque de una falta, rápido repliegue
oliventino y Jonny, en el segundo palo, hacía el 1-2 en el minuto 75 para dar
el mayor disgusto a los aficionados placentinos en casa desde aquel 0-5 ante el
Coria hace casi un año.