Los partidos entre rivales directos se deciden por detalles.
Y eso es lo que sucedió en el Municipal entre el Plasencia y el Mérida, que se
decidió por un detalle desgraciado que le costó al menos un punto y que le deja
rezagado de los cuatro primeros. Si bien es cierto que mereció algo más que una
derrota mínima ante un poderoso como el Mérida, también lo es que los fallos de
concentración en defensa están costando muchos puntos a la UPP.
El Mérida saltó al césped con la lección aprendida del
correctivo sufrido en Navalmoral. Afrontó los primeros diez minutos como si
disputara los diez últimos de una final y trazó una raya psicológica en el campo
de la UPP. Le obligó a jugar un poco más retrasado y eso aisló la posición de
Kevin, que no pudo ver puerta después de siete jornadas consecutivas
haciéndolo.
Los de Santi Amaro metieron el miedo en el cuerpo a los
aficionados unionistas muy pronto. En el minuto 6, Santi Villa cabeceaba a la
red tras una jugada desde la derecha. El asistente levantó el banderín por
fuera de juego del medio volante.
Ese susto despertó el ánimo de los placentinos, que fueron
creciendo a medida que transcurría la primera mitad. Por banda izquierda, Manu
Moreira y Flórez desafiaban el orden impuesto por Santi Amaro. Por ese mismo
carril, Juanjo Chavalés y Joaqui Flores incidían en los desajustes defensivos
locales.
Pero tuvo que ser desde el otro flanco desde donde llegó la
ocasión más clara del Mérida antes del descanso. Fue tras un pelotazo de Santi
Villa sin aparente peligro que se fue envenenando y obligó a Sergio Moya a
jugarse el tipo contra el poste. El meta tardó unos minutos en recomponerse.
En el área contraria, el que estuvo cerca de romper la
igualada fue Pedro Gilarte. Su misil inteligente en forma de parábola acarició
la escuadra.
En la segunda parte salió mejor plantado el Plasencia y
Kevin empezó a encontrar espacios. Uno de sus disparos acarició el 1-0 ante un zaga
romana que iba reculando.
Sin embargo, la efectividad defensiva que tuvo el Mérida le
faltó al Plasencia, algo que ya es una constante en la presente temporada.
Fallos muy groseros atrás le está costando muchos puntos, da igual que bajo los
palos tenga a Sergio Moya.
El valenciano salvó la cara de Edet cuando despejó el aire
en vez del balón. Puso dos manos durísimas a sendos disparos a bocajarro de Migue Montes. Pero ya no pudo hacer nada en el tercero de Joaqui Flores, que se
alió con el espíritu contemplativo de los defensas locales a la hora de acudir
al rescate del cancerbero (0-1, m.56).
A partir de ahí, el Mérida hizo lo que tuvo que hacer, jugar
juntito e intentar controlar el balón. Consiguió más lo primero que lo segundo,
ya que la UPP a ratos le embotelló dentro de su propia parcela a través de
juego directo e incursiones por la banda izquierda de Flórez. El lateral
berciano la tuvo en la recta final por dos veces.
Pero la más clara llegó cuando se rebasaban tres minutos del
tiempo reglamentario. Un nuevo centro desde la izquierda halló a Edet
completamente desmarcado en el segundo palo. Su cabezazo, casi a placer, se
escapó por escasos centímetros por encima del larguero.