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ENTREVISTA. Guillermo Conejero, el número 1 de su clase


Juan Carlos Ramos (Diario Hoy) / Era un secreto a voces y apenas hace unos días se hizo oficial. La Federación Española de Fútbol comunicó el ascenso a Segunda B del colegiado Guillermo Conejero Sánchez (Plasencia, 25/07/1988), que se ha ganado tal derecho tras ser el número 1 de toda la Tercera División española. Fue el mejor de los colegiados que lograron alcanzar la fase decisiva del programa 'Talentos y Mentores', último peldaño en la carrera por un ascenso que se inicia desde el principio de temporada y en el que participan una media de seis colegiados por cada comité territorial.

Para el arbitraje placentino supone regresar a la categoría de bronce del fútbol española tras más de 15 años de ausencia, cuando Muñoz Batuecas defendió el pabellón jerteño por toda la geografía nacional. Ahora Guillermo Conejero, tras seis temporadas en Tercera, se convierte en el quinto árbitro extremeño de Segunda B, siguiendo la estela de Sánchez Laso, Villa Maestre, Fernández Fernández y Hernández Maeso.

Pregunta.- Ascenso a Segunda B y por todo lo alto. ¿Cuáles han sido las claves de quedar como número 1 de toda la Tercera División española?  
Respuesta.- Trabajo, esfuerzo y constancia. Desde principio de temporada me marqué el objetivo que quería conseguir y qué había que hacer para logarlo.
P.- ¿Qué nivel de sacrificio o preparación se necesita para llegar a alcanzar un ascenso?
R.- Hay que tratar de poner prioridades, marcarse objetivos y luchar por ellos. Esta temporada me he dedicado con exclusividad al arbitraje, ya que conlleva un trabajo semanal de entrenamientos y estudios. Esto no es solo ir cada domingo a un campo de fútbol. Hay un trabajo detrás, como para todo deportista, que es necesario para alcanzar los objetivos que cada uno se marca.

P.- ¿Sería capaz de ser crítico y decir cuáles son sus grandes virtudes y los aspectos a mejorar como árbitro?
R.- Virtudes… puede ser el aspecto físico, que me ayuda a estar cerca de la jugada y poder estar mejor situado en la mayoría de las acciones. Aspectos a mejorar… todos los días se aprenden cosas y se intenta mejorar y pulir detalles, sobre todo en el apartado de imagen, técnica de carrera o forma de marcar los tiros libres, saques de puerta o de esquina. Incluso, de mostrar las tarjetas.

P.- ¿Es Gil Manzano el modelo a seguir?
R.- Obviamente, al ser el árbitro extremeño en la mayor categoría, es el espejo para ver que con esfuerzo y trabajo se puede llegar hasta lo más alto, pero siempre hay que intentar ser algo diferente del resto de compañeros.


P.- ¿Quién fue su modelo a seguir en el pasado?
R.-Del árbitro que más pude aprender fue de José María Pérez Ramos, compañero de mi delegación. Hay otros como Castor Calle, Lorenzo de Dios o Fuentes Pérez de los cuales también he aprendido. Gracias a ellos puedo ser el árbitro que ahora soy.

P.- ¿De quién se acuerda o a quién tiene que agradecer este ascenso?
R.-Sobre todo de mi madre y de mi novia, que son las que más han tenido que sufrir estos dos años de preparación para lograr el ascenso. He tenido que sacrificar muchas cosas por cumplirlo. Y obviamente a mi padre, Juan José Conejero, que es por el que me decidí a ser árbitro. También debo nombrar a todos mis compañeros de la delegación de Plasencia, que este año han estado al 200% conmigo, dándome sus ánimos dentro y fuera de los terrenos de juego. También a mi delegado Carlos Sánchez ‘Chirri’ por su gran apoyo. Y por último, a todo el Comité de Árbitros Extremeños por la confianza depositada en mí desde el principio de temporada.

P.- El año pasado ya se hablaba de ascender a Segunda B. ¿Ha llegado ese ascenso algo tarde?
R.- No quiero verlo de esa manera, el año pasado fue la primera vez que fui a las pruebas de ascenso a Madrid y tuve la suerte de llegar a la fase final de mayo. Yo veo que el año pasado me sirvió de experiencia para poder abordar este año con más ganas y fuerzas.

P.- Ese ascenso de momento marca el momento culminante de su carrera, ¿pero cuáles han sido sus momentos más bajos en el arbitraje?
R.- Los momentos más duros fueron sin duda mis dos lesiones en los meniscos de ambas rodillas, que me tuvieron dos temporadas apartados de los terrenos de juego.

P.- ¿Pensó en algún momento en tirar la toalla?
R.- Para nada, cada bajón que he tenido dentro del arbitraje me ha servido para hacer que tenga más ganas de hacer lo que me gusta, que es arbitrar. Ahora mismo no veo un fin de semana sin tener algún partido que arbitrar. Llevo casi media vida dedicándome a esto y no veo el día que se acabe. Más ahora que es cuando voy a empezar a disfrutar del arbitraje.

P.- Sabemos que es un apasionado del fútbol como jugador. ¿Fue fácil admitir que tenía más futuro como árbitro que como futbolista?
R.- No fue difícil reconocerlo. Como jugador tenía poco futuro. Aguanté hasta final de juveniles, en parte porque estaba con todos los compañeros con los que empecé en benjamines y alevines y porque era un buen grupo de amigos dentro del fútbol. Muchos de ellos, también fuera. En mi última temporada como juvenil ya era árbitro de Primera Regional y me di cuenta que el arbitraje ya me estaba gustando más, que mi trayectoria podía ser más afortunada que como jugador. No me arrepiento de aquella decisión, ya que cada fin de semana disfruto como mi primer día del arbitraje.

P.- ¿El arbitraje extremeño progresa adecuadamente?
R.- Y a buen ritmo. Desde que la UEFA introdujo el programa de Talentos para la Tercera División y acortó la edad para poder ascender a Segunda B, en el Comité Extremeño se está empezando a trabajar muy bien desde la base, desde la categoría de Primera Regional, en la que hay una escuela de tecnificación y en la que se reúnen una vez al mes para llevar a cabo entrenamientos tanto técnicos como físicos. Es algo que ya me hubiera gustado a mí poder disfrutar. Tenemos un buen futuro por delante en el arbitraje extremeño, ya que vienen muchos jóvenes con fuerzas, ganas y motivación por hacer algo grande.



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