Emilio Gil, técnico del Moralo: 'La UPP ha apostado no solo para estar entre los cuatro primeros, sino para ser campeón'
Emilio Gil anota de penalti ante el Badajoz en su último año en la UPP, en la 2007/2008. |
El duelo entre moralos y placentinos, declarado como 'medio día del club', por lo que todos los espectadores deberán pasar por taquilla, les llega a los dos en el mejor momento y con la primera plaza como posible premio para unos y otros. La victoria le aseguraría al cuadro de Navalmoral prolongar una jornada más su estado de gracia al frente de la tabla quitándose de en medio a un rival directo, mientras que al de Plasencia el triunfo le serviría para desbancar al líder si es que el Cacereño no gana su partido. Junto al Coria, en el cuarto puesto a cuatro puntos del primero, están armando un cuarteto de cabeza único de la provincia de Cáceres, algo inhabitual ya en el segundo tercio de la temporada. Eso sí, no hay que olvidar el detalle de que los cuatro extremeños en Segunda B son de la provincia de Badajoz.
En ese sentido, el preparador del Moralo, Emilio Gil, muestra su satisfacción y alegría «sobre todo por las aficiones de los cuatro de nuestra provincia. Porque la ilusión se ha retomado en estos clubes y en sus seguidores, y eso hace al fútbol más grande; sin los aficionados en los campos la esencia se pierde. Ojalá dure mucho tiempo y se puedan repetir éxitos de otra época». Cacereño, Plasencia y el propio Moralo ya coincidieron en superior categoría por lo que no sería nuevo para ellos, aunque los de Navalmoral huyen de cualquier presión añadida que les desvíe del principal objetivo, una permanencia digna.
Pero la realidad, la actualidad, es otra. Para el técnico verde fue fundamental vencer el pasado domingo en Castuera tras el duro traspié en el último encuentro casero frente al Coria porque «recuperamos las buenas sensaciones y parte de la confianza perdida, porque aunque con varias bajas destacadas el equipo demostró carácter y competitividad, lo que es muy bueno para el grupo». Y con esas llega al derbi con la UPP, otra de esas citas que todo futbolista quiere jugar con los dos equipos en plena lucha por las primeras posiciones. «Esperemos que sea una fiesta por todo lo alto, que disfrutemos del partido. Que haya muy buen ambiente en las gradas con las dos aficiones volcadas imperando el respeto. El Plasencia es uno de los favoritos al título, ha apostado fuerte no sólo para estar entre los cuatro primeros sino para ser campeón y tener mayores posibilidades de ascenso», asegura Emilio Gil, con pasado placentino hace una década cuando vestía de corto.
El Moralo, con quince jornadas disputadas ya ha confirmado que su liderato no es fruto de la casualidad. Ahora pretende dar un nuevo golpe a su propia fe superando este escollo, «aunque el ritmo de los equipos en la parte alta está siendo brutal y muy difícil de seguir. Los dos necesitamos los puntos para continuar enganchados. Pero al final es sólo eso, tres puntos más; ni influirá ni decidirá nada, luego quedarán 22 partidos más. Nosotros intentaremos brindar una victoria de categoría a nuestros aficionados, es nuestro deseo», señala el entrenador moralo.
Para ello sus jugadores deberán haber aprendido la lección del único tropiezo de la campaña, en su anterior choque como local. «Espero reacción de mi equipo, que sea responsable y solidario sabiendo todos lo que nos jugamos. Hay que salir con intensidad y dejarlo todo en el campo desde el primer segundo», advierte el dueño del banquillo del líder.
Y es que este clásico extremeño promete, tiene muchos alicientes. El Moralo se enfrenta además a su pasado. Desde la temporada 2004/05, hace más de doce años, cuando precisamente acabó jugando su última promoción de ascenso a Segunda B, no gana en su campo al Plasencia. Después le han llegado cuatro empates y cinco derrotas en los años siguientes. Bagaje mejorado eso sí por las tres victorias, cinco empates y dos derrotas en el mismo periodo en terreno placentino. El club de Navalmoral, con el ejercicio que está haciendo, está sacando brillo a su historia para que luzca reluciente hasta el final de la campaña.