Va a hacer mucha pupa la derrota del Extremadura Plasencia
ante La Roda. No por el hecho de perder, ya que era una posibilidad que formaba
parte de la lógica al tener delante a uno de los equipos que componen el
triunvirato de cabeza. Va a hacer mucho daño por la forma en la que cobró
forma: con el partido controlado en el tercer cuarto, con ventajas dilapidadas
por tener a Adrián Fuentes en el banquillo (tanto en el segundo cuarto como en el
tercero) y por volver a mostrar una nulidad absoluta en sacar adelante los
partidos con final ajustado.
Y va a costar mucho recuperar a varios jugadores. Michael
Mendes no jugó un solo minuto, Dylan Poston se fue lanzando un desplante al
técnico y Pablo Bayle marchándose a casa más cabreado que una mona.
Va a costar recomponer la plantilla justo cuando llega la
parte más importante de la temporada, cuando en seis jornadas se ha de
certificar la permanencia o decir adiós a la LEB Plata.
Y las sensaciones no son nada buenas, sobre todo entre los
aficionados. Ven que el equipo hace todo lo que tiene que hacer para ganar,
pero que los partidos se escapan en insignificantes matices.
Por ejemplo, pocos entienden que Adrián Fuentes se fuera al
banco con 18 puntos en los primeros diez minutos para dejar el marcador con
26-17. Se fue al banco para dosificarse ante la lesión de Miguel Martínez y,
cuando regresó, ya no tenía las mismas sensaciones y la ventaja ya había
desaparecido al descanso (49-46), con La Roda poniéndose las botas desde los
6,75.
Algo parecido sucedió en el tercer cuarto. Con Adrián
Fuentes, el Plasencia recuperó la ventaja (64-52). Se sentó y en un par de
minutos tuvo que entrar volando porque Bayle no era capaz de lidiar con su
nuevo rol de base.
La Roda venía enfilado y logró remontar. Todo se jugó en el
último minuto. El equipo manchego anotó para cobrar ventaja y el Plasencia a lo
suyo: falló un triple, perdió luego un balón y en la última acción fue incapaz
de poner el balón en juego desde la banda.