No son asistencias estratosféricas en cuanto a número de
espectadores. Pero los que hay, rugen como leones, tanto que entre decibelios y
decibelios se despiertan los fantasmas adormecidos en los rincones de La
Bombonera. Esos que hicieron del coliseo placentino uno de los más insufribles
de todo el panorama nacional para los equipos rivales.
Se reverdecen los laureles y eso los agradece la plantilla
actual del Plasencia Ambroz –seis victorias seguidas en casa- y lo padecen los
oponentes, más allá de si su condición es de víctima propicia o gallito de la
categoría. Este sábado había que lidiar con el segundo de los casos, con un
Morón que lleva meses en playoffs de ascenso, pero que cayó a la lona por
knock-out.
El respeto que el Plasencia pudiera tener a un equipo que se
presentaba séptimo con un balance de 11-9 –el mismo que le infligió una sonora
paliza (104-71) tres meses atrás- duró poco más de quince minutos. En ese
cuarto y medio, quizás por las urgencias de uno y otro por ganar, se alternaron
errores, falta de puntería desde el perímetro y pequeñas alternancias en el
marcador.
En los locales, todos eran capaces de anotar, pero sin
fluidez. En los visitantes, solo Taylor Cameron y Cheick Conde mostraban cierto
carácter competitivo. Con esos poquitos argumentos, al Morón le bastó para
dominar en el minuto 15 por 19-23.
A medida que se iba calentando el respetable por un par de
decisiones arbitrales sin trascendencia, los placentinos comenzaron a 'apretar'
el culo atrás y a forzar las líneas de pase del Morón y sus situaciones de
tiro. Con esa tónica ascendente, con 35-30 se llegó al descanso.
El equipo sevillano dejó entrever un atisbo de reacción en
el arranque de la segunda mitad. Un parcial de 0-5 puso las tablas en el
marcador, pero Cheick Conde falló una entrada a canasta sumamente asequible
para voltear el tanteo y seguir ahondando en las dudas locales y, acto seguido,
Dylan Poston clavó un triple salvador que supuso el inicio del rapapolvo
extremeño.
Una y otra vez, el Plasencia aprovechaba los desajustes
defensivos de su rival para anotar con fluidez. Y por fuera, llegó la puntilla,
con 6 de 12 en lanzamientos triples en este periodo que acabaron por desesperar
a los moroneros. Rafa Rufián detuvo el partido con 51-42 tras un triple de Álex
Galán, pero la debacle era ya inevitable.
Al Plasencia, con inercia positiva y una gran defensa, le
bastó poquito para acabar pasando por encima del Morón y quitarse la espinita
del encuentro de la primera vuelta.
La máxima llegó a ser de 22 y hubo oportunidad hasta para
que los juniors cerraran el choque. Incluso, Alberto Tierno se llevó a casa dos
puntitos.
Tras esta victoria, con nueve jornadas por disputarse, el
Plasencia se queda a un partido de los playoffs y un partido por encima de los
puestos de descenso. Los dos próximos choques seguidos a domicilio marcarán
definitivamente las aspiraciones de los extremeños.