Mario Domínguez: 'Defender el escudo del Deportivo es un orgullo'
El jugador de Cabezuela, que llegó a La Coruña hace cinco años procedente de la UPP, es el líder del flamante campeón de España juvenil
Juan Carlos Ramos (Diario Hoy) / A pesar de haber entre medias 600 kilómetros, el Deportivo de la Coruña sigue mirando al Plasencia para nutrir de futbolistas a sus equipos de cantera. Paco Melo, como técnico, fue el precursor en los años 90 de ese trasvase. De su mano llegaron futbolistas como Mariano, Manolo, Juanma Barbero o su sobrino José Luis. Ya en la época más reciente, los últimos ejemplos son el portero Alberto Sánchez Vivas y el centrocampista Mario Domínguez Castro, flamante campeón de España juvenil. El cabezoleño asistió en las semis ante el Real Madrid y abrió el camino de la victoria ante el Barça. Por si fuera poco, como capitán, le tocó levantar la Copa de Campeones. Y al día siguiente, ofrecerla a las instituciones gallegas.–El Deportivo llevaba 25 años sin ganar esta Copa. Y la ciudad lo ha celebrado por todo lo alto.
–Nos avisaban de eso, de la que se podía liar si ganábamos… Pero nadie podía esperar lo que pasó después y menos yo, siendo el capitán. La gente se ha portado genial, nos han dado muchísimo apoyo. El deportivismo lleva dos o tres años algo chungos y esto es una alegría. Espero que esto sirva para ayudar a poner al Depor donde de verdad se merece estar.
–Finalizada la edad juvenil, ¿ahora qué toca?
–No estoy pensando el futuro más cercano. Ya lo pensarán las personas que se encargan de ello. Yo tengo contrato en el Depor y estoy muy contento, así que lo que venga, bienvenido sea.
–¿Cómo ha evolucionado aquel Mario del infantil de la UPP a este otro campeón de España juvenil?
–Lógicamente, he madurado mucho futbolísticamente. Sé llevar los ritmos del partido, sé leer cuándo hay que dar tranquilidad o cuándo hay que jugar rápido. En un equipo con doble pivote, soy el encargado de subir y bajar durante todo el partido y dar estabilidad al equipo, para que en ataque siempre haya un jugador más y que en defensa puedan contar conmigo.
–En este camino de cinco años, ¿ha tenido que sacrificar muchas cosas?
–Muchísimas. Cuando con 14 años te vas de casa y dejas atrás tu casa, a tu familia y amigos, te lo puedes imaginar… En los primeros años, sobre todo los primeros meses, se pasa muy muy muy mal. Después de los partidos, prácticamente no tenía con quien hablar. Mis padres no me podían ver jugar, como sí podían disfrutar la mayoría de niños. Pero todo se sacrifica por un objetivo, que es llegar a lo más alto posible en el mundo del fútbol. Si consigues cosas como la Copa de Campeones, todo merece la pena.
–¿Hubo algún momento de querer tirar la toalla?
–Tuve algún momento delicado, sobre todo en el segundo año. No podía más. Estaba hasta arriba y me agobiaba mucho. Pero gracias a mis padres, que insistieron para que me quedase, asumí que tenía que luchar. Fueron ellos los que me convencieron de que lo que estaba haciendo valía la pena. Y les hice caso. Y por eso ahora les doy las gracias, porque si no hubieran insistido en que luchara por mi sueño ahora no estaría celebrando esto.
–Y parece que fue ayer cuando estaba recogiendo de manos de Álex Alegría el trofeo de MVP en categoría infantil en Plasencia.
–Me acuerdo mucho de esa noche, porque era la despedida. Todo el mundo sabía que me iba al Deportivo y fue una noche bonita, pero bastante triste. Recuerdo también mucho aquel momento por Álex Alegría. Yo no era consciente, pero mis padres hablaban mucho de él. Luego con el tiempo, cuando le veía jugar, decía: 'ese me entregó un trofeo a mí'.
–Muchísimas. Cuando con 14 años te vas de casa y dejas atrás tu casa, a tu familia y amigos, te lo puedes imaginar… En los primeros años, sobre todo los primeros meses, se pasa muy muy muy mal. Después de los partidos, prácticamente no tenía con quien hablar. Mis padres no me podían ver jugar, como sí podían disfrutar la mayoría de niños. Pero todo se sacrifica por un objetivo, que es llegar a lo más alto posible en el mundo del fútbol. Si consigues cosas como la Copa de Campeones, todo merece la pena.
–¿Hubo algún momento de querer tirar la toalla?
–Tuve algún momento delicado, sobre todo en el segundo año. No podía más. Estaba hasta arriba y me agobiaba mucho. Pero gracias a mis padres, que insistieron para que me quedase, asumí que tenía que luchar. Fueron ellos los que me convencieron de que lo que estaba haciendo valía la pena. Y les hice caso. Y por eso ahora les doy las gracias, porque si no hubieran insistido en que luchara por mi sueño ahora no estaría celebrando esto.
–Y parece que fue ayer cuando estaba recogiendo de manos de Álex Alegría el trofeo de MVP en categoría infantil en Plasencia.
–Me acuerdo mucho de esa noche, porque era la despedida. Todo el mundo sabía que me iba al Deportivo y fue una noche bonita, pero bastante triste. Recuerdo también mucho aquel momento por Álex Alegría. Yo no era consciente, pero mis padres hablaban mucho de él. Luego con el tiempo, cuando le veía jugar, decía: 'ese me entregó un trofeo a mí'.
–¿Se ve más cerca del lugar que ocupa Álex Alegría?
–No es que lo vea más cerca, pero sí que reconozco todo lo que ha tenido que luchar para llegar a donde está. Cada día que sigo en el mundo del fútbol, veo esa meta un poco más cerca, pero tiempo al tiempo y a ver si con un poco de suerte puedo llegar a donde ha llegado Álex Alegría.
–A todos les sorprende que un extremeño sea capitán del Depor habiendo jugadores que llevan en el club desde benjamines.
–A principios de temporada se eligió al capitán y mis compañeros y el cuerpo técnico decidieron que fuera yo. Se lo agradezco y creo que ha salido bien. Creo que he defendido el escudo a muerte. Ser capitán del Depor no es cualquier cosa, da igual que sea en el equipo juvenil. Es todo un orgullo. Al no ser coruñés ni gallego, sentía que yo quería darles el doble. Me han tratado genial desde el primer día que llegué.
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