No Medina, no party. El Extremadura Plasencia puede lidiar
con la ausencia de sus dos americanos, incluso aunque ésta se extienda durante
seis jornadas, pero ojo con que falte el base cordobés. Su baja, como se
demostró ante el Morón, supone un torpedo en la línea de flotación del equipo
placentino.
Un esguince de tobillo en la última sesión de entrenamiento
le permitió hacer la ronda de calentamiento, pero los dolores no le dejaron
jugar. Su lesión llegaba en el peor momento posible, ante el conjunto más
rocoso de la competición y que demostró que su liderato en esta fase de
permanencia no es cuestión de casualidades.
Cierto es que en el Morón tampoco pudo alinearse José
Antonio Marco por molestias en la espalda, pero el equipo sevillano esgrimió
argumentos de sobra para suplir con solvencia la baja del exbase del Cáceres
Patrimonio.
Fue un partido duro de roer para el espectador. Primero, por
ataques exprimiendo el reloj de 24. Segundo, por defensas extenuantes que
asfixiaron a los ataques. Tercero, por los bajísimos porcentajes en el
perímetro de uno y otro.
El Plasencia aguantó sobre este escenario mientras le
sostuvo el físico. Y eso fue durante los primeros veinte minutos. Tras el
descanso, el Morón fue superior y mereció la victoria ante un Plasencia muy
espeso en la canasta contraria.
Esa espesura ya hizo su aparición en el primer cuarto, pero
el regreso de Duane Morgan, con seis puntos seguidos, maquilló el caudal
ofensivo de los jerteños (13-12).
Con una máxima local de cuatro (16-12), el Morón volteó el
marcador con un parcial de 0-6 para cobrar una ventaja que ya no abandonó en el
resto del encuentro. Sin Medina y sin su talento para el bote por fuera del
6,75, al Plasencia le costó horrores salir de la primera línea de presión y
crear espacios para el tiro (23-24 al descanso).
El Morón no es que estuviera más inspirado que su oponente,
pero en momentos de sequía siempre encontraba las penetraciones de Cameron para
abrir la lata. Con una máxima de once (30-41), el choque parecía liquidado.
Sin embargo, una inesperada reacción placentino puso el
41-44 y con triple para empatar. El lanzamiento se salió, llegó la cuarta de
Morgan –que sostenía al equipo por dentro- y, casi seguido, un triple
estratosférico de Aramburu que sellaba la victoria andaluza (41-52). Los
últimos minutos no sirvieron más que para especular con posibles 'averages'.