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El baloncesto, una cancha de paz para tres refugiados ucranianos en Plasencia

Han llegado de Ucrania huyendo del horror y la guerra para reencontrarse con su hermano Mryan Kovba en Plasencia (Cåceres), quien reside desde hace nueve años acogido por una familia, y han encontrado en el baloncesto su primera cancha de paz, su primer paso hacia una "nueva normalidad"

EFE / Han llegado de Ucrania huyendo del horror y la guerra para reencontrarse con su hermano Mryan Kovba en Plasencia (Cåceres), quien reside desde hace nueve años acogido por una familia, y han encontrado en el baloncesto su primera cancha de paz, su primer paso hacia una "nueva normalidad".

Si no supiéramos su nombres ni su nacionalidad, ver entrenar al joven Dmytro, de 14 años, y a sus dos sobrinos, de 9 y 11 años, en la cancha del Club Baloncesto Plasencia Ambroz sería algo normal, propio de cualquier joven amante de la pråctica deportiva.

Sin embargo, estos tres jóvenes llegaron a esta ciudad cacereña hace menos de una semana, huyendo del horror y la guerra en Ucrania; primero hacia Polonia y luego pasando por París (Francia).

Llegaron "con crisis de ansiedad, destrozados y con terrores nocturnos", relatan a EFE Antonio Merino y Margarita Pardo, el matrimonio que ha acogido a cuatro familiares del Mryan Kovba, quien convive con ellos desde hace nueve años.

Sobre la cancha del equipo local de baloncesto, que milita en la Primera Nacional, Dmytro, y sus dos sobrinos, hijos de Oksana, la hermana mayor, quien también ha llegado desde Ucrania, juegan, hacen rondos y se presentan. El club placentino les ha donado las camisetas... ellos sonríen, intentan olvidar.

La propia Oksana, Dmytro y el matrimonio placentino les aplaude desde la grada. No sólo ellos, también resto de madres y padres del resto de jugadores. "Nos han recibido muy bien. Nos dan ånimo y apoyo y los vecinos ya han empezado a cogerles cariño", relata Dmytro en alusión a sus familiares.

Este joven ucraniano, de 17 años, llevaba nueve "tranquilos" años en la capital del Jerte acogido por una familia placentina, pero desde hace unos dĂ­as su vida dio un vuelco tras el inicio de la guerra de Ucrania, donde aĂșn permanece parte de su familia, aunque ahora ha logrado reunirse con cuatros de ellos.

Hace una semana, "cuando llamaba a mi madre, ella estaba mĂĄs triste porque todos sus hijos -menos Ă©l- estaban allĂ­ y estaba muy preocupada por si la guerra avanzaba; ahora estĂĄ con una sonrisa en la cara sabiendo que parte de la familia estĂĄ aquĂ­, estĂĄ muy bien. Ella estĂĄ feliz y eso le cambia la cara", ha agregado.

Antonio y Margarita son los artífices de que estos familiares de su hijo adoptivo hayan salido de Ucrania y ahora estén en Plasencia.

"El viaje desde Ucrania ha sido duro y aunque la gente que les ha ayudado ha sido muy buena, ir de un país a otro no ha sido fåcil, a lo que se une que era la primera vez que iban todos en avión. Y por eso estaba triste porque no sabía cómo estaban ellos", ha explicado a EFE el joven Maryan, quien estos días hace intérprete para todo.

Antonio y Margarita ya han iniciado los tråmites para la escolarización de los tres menores y han hecho un llamamiento para que Oksana tenga un empleo. "Aprender español" es otra prioridad.

Maryan es consciente de que sus familiares querrĂĄn volver algĂșn dĂ­a a su paĂ­s, donde estĂĄn sus padres biolĂłgicos y el marido de su hermana mayor y padre de los dos mĂĄs pequeño. "Lo mejor ahora es quedarse aquĂ­ por el bien de todos... deben ser felices".

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