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Adiós al ascenso a LEB Plata de la peor forma posible (54-93)

Pedro Fariña entra a canasta ante Yago Estévez.
Cintra Plasencia
54
Alcázar Basket
93
CINTRA PLASENCIA:
Fariña (4), Iglesias (6), Cardito, Mario Álvarez (8), Bayle (11) –cinco inicial-, Gracia (2), Espadiña (2), Bogdanovic (9), Blázquez, Gacic (12), Luis García y Fraile.
ALCÁZAR BASKET:
Villarejo (9), Oluic (5), Santoja (2), Nacho Díaz (16), Thomas (8) –cinco inicial-, Estévez (5), Omar (4), Thiep, Villena (11), Laguerre (26), Camino (5) y Mbasongo (5).
PARCIALES:
13-31, 23-53, 35-73 y 54-93.
ÁRBITROS:
Nicolás Murillo y David Vázquez.
INCIDENCIAS:
Pabellón Ciudad de Plasencia, 1.500 espectadores.





























Juan Carlos Ramos / Plasencia


Pues nada, a seguir esperando. Está claro que las fases de ascenso no están hechas para el Club Baloncesto Plasencia Ambroz. Ya sea en LEB o EBA, una tras otra se le acaba atragantando al equipo placentino. Y de todas cuantas ha disputado, que ya van casi por la decena, ésta es la que más ha dolido junto a aquella histórica de 2004 en la que jugadores como Nico Gianella o Guillem Rubio se fueron a vestuarios entre lágrimas. No tanto porque el ascenso se haya escapado in extremis, sino por las sensaciones que ha ofrecido el conjunto placentinos en los dos partidos que de momento ha disputado en esta fase de ascenso.

Tras el título de liga, la ciudad estaba volcada con la idea de acoger este torneo y ser testigo por fin de un ascenso deportivo de su equipo. Con 1.500 aficionados dando colorido al pabellón en las dos jornadas, el Cintra Plasencia no pudo responder a las expectativas. Si acaso lo hizo en los tres primeros cuartos de la derrota ante el Valencia. A partir de ahí, cualquier parecido a la realidad que presenció la parroquia jerteña durante toda esta temporada no es solo una coincidencia, sino que es imposible. La masacre que tuvieron que sufrir sus ojos atónitos ante el Alcázar (54-93) entrará, desgraciadamente, en la historia del club.

Las cuentas estaban claras. Si el Plasencia quería mantener sus opciones de ascenso debía ganar primero al Alcázar y luego que Valencia perdiera ante Aracena (algo que sí se produjo). Sin embargo, los de Jesús Porras mantuvieron su integridad poco más de tres o cuatro minutos (9-11). En cuanto el Alcázar comenzó a anotar con fluidez, aparecieron los fantasmas del desquicie del partido anterior y los extremeños se diluyeron como un azucarillo. De nada sirvió que Jesús Porras atisbara el desplome de los suyos y decidiera para el partido con un tiempo muerto. Del 13-20 se pasó a un 13-45 con un demoledor parcial de 0-25 entre el primer y el segundo cuarto. Vale que Lamonte Thomas es muy bueno y Nick Laguerre tuvo su mejor día de la temporada, pero esa diferencia es inaceptable entre equipos de una misma categoría.

Con 23-53 se llegó al descanso, con un Plasencia totalmente hundido y desmoralizado. Ni los minutos de asueto sirvieron para recargar la moral. El Alcázar, a lo suyo, siguió hurgando en la herida placentina y alcanzando una máxima ventaja de 41 puntos.

La relajación final visitante ni siquiera sirvió para maquillar el resultado final (54-93). Los jugadores, sonrojados e impotentes, aplaudieron a sus aficionados y estos les devolvieron los aplausos reconociéndoles la gran temporada realizada hasta antes del viernes.

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